Convivir con una mascota reactiva puede ser un reto, pero también es increíblemente gratificante cuando empiezas a ver progresos. Ya sea que tu perro ladre, se abalance, se quede paralizado o simplemente se sienta abrumado en ciertas situaciones, debes saber que no estás solo y que hay maneras de ayudarlo.
Aquí tienes 7 consejos avalados por expertos para gestionar la reactividad con confianza y compasión:
1. Mantén la calma y la constancia
Tu mascota busca en ti señales, sobre todo en momentos de estrés. Si mantienes la calma y la seguridad, es más probable que te siga. Usa órdenes y rutinas consistentes para que tu perro sepa qué esperar. La reactividad suele disminuir cuando el mundo se percibe como más predecible.
2. Evita los desencadenantes siempre que puedas
Hasta que tu mascota esté lista, es mejor evitar situaciones que la abrumen. Presta atención a lo que provoca su reactividad (como otros perros, ruidos repentinos o personas desconocidas) y dale espacio o distráela cuando sea necesario. No se trata de evitarla, sino de gestionarla.
3. Premia los momentos de calma
El refuerzo positivo es tu mejor aliado. Cuando tu perro se mantenga tranquilo o responda a una orden durante una situación estresante, recompénsalo con premios, elogios o su juguete favorito. Esto le ayuda a asociar la calma con resultados positivos y fortalece la confianza.
4. Entrena con las herramientas adecuadas
El equipo adecuado puede marcar una gran diferencia. Un arnés de seguridad, un kit de relajación o un bozal (con el entrenamiento adecuado) pueden ayudarte a caminar y entrenar con mayor seguridad y confianza. Estas herramientas no solo sirven para controlar a tu perro, sino que también reducen el estrés para ambos.
5. Crea una zona segura y libre de estímulos en casa.
A veces tu perro solo necesita relajarse. Crea un espacio tranquilo y silencioso donde se sienta completamente seguro, lejos del ruido, las visitas y otras mascotas. Piensa en él como su zona de descanso emocional.
6. Desensibiliza lenta y amablemente
No se puede forzar el progreso, pero sí se puede moldear. La desensibilización consiste en exponer gradualmente a tu mascota a aquello que la altera —empezando desde una distancia donde se sienta segura— y premiando la calma. Con el tiempo, ese desencadenante pierde su efecto.
7. Trabaja con un entrenador o conductista certificado.
No tienes que resolver esto solo. Un profesional puede evaluar las necesidades de tu mascota y guiarte con un plan de entrenamiento personalizado. Busca a alguien que utilice métodos no violentos, respaldados científicamente, y que te escuche tanto a ti como a tu mascota.
Reflexiones finales
Cuidar de una mascota reactiva no se trata de "corregirla", sino de ayudarla a sentirse segura, apoyada y comprendida. Con paciencia, las herramientas adecuadas y mucho cariño, tu mascota puede progresar y juntos fortaleceréis vuestro vínculo.
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